Después de un tiempo, volvemos con otra entrada dedicada a los dichos populares en castellano. En esta ocasión podemos hablar de ríos, albondigones, margaritas, cerdos y de personajes como Zafra, Lepe, o Carracuca. Allá vamos...
De perdidos al río
Es costumbre decir eso cuando se está a la desesperada, cuando ya no hay nada que perder., y se intenta buscar la solución 'menos mala'. Es una expresión fatalista y resignada, similar a la que hace referencia al 'último cartucho' o a 'quemar las naves'. Su origen podría ser alguno de estos dos:
- Antiguamente, en las batallas, si uno de los bandos contendientes estaba asediado y cercano a un río, quería decir que su única escapatoria sería lanzarse al cauce y dejarse llevar por la corriente, siempre menos malo que caer en las manos del enemigo.
- Otro posible origen podría ser este: cuando alguien está perdido en el monte, si se encuentra un río, no es mala idea seguir su curso: tarde o temprano se dará con alguna población que esté en su ribera.
La traducción directa de esta frase hecha al inglés, dio lugar al libro 'From Lost To The River', de Colin y Güéster (seudónimos de Federico López Socasau e Ignacio Ochoa), y, dado el éxito de ese libro y de sus dos secuelas posteriores, dio lugar al Fromlostiano, lengua artística inventada, construida de la misma forma, a partir de frases hechas traducidas literalmente al inglés. Aquí os pongo algunos ejemplos de frases en fromlostiano:
- 'The female neighbor hallucinates' ('Alucina vecina')
- 'You have more face than back' ('Tienes más cara que espalda')
- 'Each madman with his topic' ('Cada loco con su tema')
O la de la imagen superior, que me servirá de despedida: 'Whith this and a cake, until tomorrow at 8' ('Con esto y un bizcocho, hasta mañana a las 8').
Albondigones caiga quien caiga
Suele decirse cuando se decide seguir adelante con algo, a pesar de las consecuencias que pueda acarrear. Tiene, al igual que la anterior, 'un puntito fatalista' pero en este caso no se trata de una situación desesperada, sino más bien de una decisión consciente, y basada en un análisis de beneficio - riesgo. Una especie de 'Ni un paso atrás' ¡Vaya rollo que he soltado!
¡Estos 'albondigones' sí que caen! |
Echar margaritas a los cerdos
Cuando se hace algo sabiendo de antemano que es inútil, o que no va a ser apreciado ni agradecido, se dice que es como 'echar margaritas a los cerdos'. Es una expresión muy conocida y utilizada. Por ejemplo, dio título a esta canción de Ana Belén, en el disco 'Como una novia' que publicó en 1991.
Y es muy curioso su origen. Rebuscando en 'la internet', me he llevado la sorpresa de que su origen es una cita bíblica. Concretamente en el Evangelio de San Mateo, 7:6, que dice 'Nolite dare sanctum canibus neque mittatis margaritas vestras ante porcos, ne forte conculcent eas pedibus suis et conversi dirumpant vos.', que en español sería algo como esto: 'No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen.
Talla en madera de la Catedral de Rouen |
Pero, un momento, ¿'perlas'? ¿No eran 'margaritas'? Pues las dos cosas, porque el significado real de las 'margaritas' del Evangelio es el de 'perlas': el 'margarita' del latín viene del griego 'margaron', que significa perla. Y de hecho, la cuarta acepción de 'margarita' en el DRAE dice 'perla de los moluscos'.
El significado es similar al de otra frase hecha también muy curiosa, la que dice que 'No se hizo la miel para la boca del asno', de la que seguramente hablaremos en otra entrega de 'frases hechas'. Y es que, ¿para qué esforzarse en ofrecer algo valioso a quien no lo apreciará?
Está más muerto que Carracuca
¿Quién será Carracuca? ¿Cómo o cuándo murió? Podría parecer que se trata de un personaje real, como Picio (paradigma de feo) o Abundio (de tonto), de los que probablemente hablaremos en otro momento. Pero no, no hay respuesta, porque Carracuca no existió. Esta frase utiliza a un personaje absolutamente ficticio, y también muy versátil pues, de hecho, también sirve para otras comparaciones similares. Una especie de personaje comodín: 'Tiene más años que Carracuca', 'Está más perdido que Carracuca', 'Estoy más liado que Carracuca', 'Tengo más hambre que Carracuca', 'Eres más feo que Carracuca', e incluso, ¡'Estás más preñada que Carracuca'!. También al parecer, en ocasiones se ha dicho de él que era tonto, loco, pobre, que estaba quemado o tenía mucho frío..
Y hay, incluso, quien ha intentado encontrar al Carracuca original, a quien diera pie a la expresión primigenia, diciendo que se trataba de un individuo feo y desgraciado de origen cántabro. Pero parece que no. Lo que sí que hay son personajes de ficción, de teatro o de novela con ese nombre, como en 'El Perro del Hortelano', la zarzuela 'La rosa del Azafrán', o 'Cuadros vivos: a pluma y a pelo', e incluso dando nombre a alguna obra, como la comedia en valenciano '¡La sombra de Carracuca!' de mediados del S. XIX, o '...más perdidos que Carracuca', de Emilio del Valle, de 2006.
Y también en la prensa: en La Vanguardia, edición del 18 de diciembre de 1934 se da cuenta de la detención de Ricardo Fernández Álvarez, alias 'El Carracuca', autor junto a Manuel Álvarez Rodríguez, 'El Cal Viva', del asesinato de un Guardia Civil en Muiñas.
Estás más perdido que el Barco del Arroz
Se dice cuando algo está perdido, o cuando alguien no se entera de nada, o está en una situación o en un lugar equivocado. Es un dicho muy andaluz, es de esos que cuando los oyes por allí abajo piensas, 'Cómo sería ese barco, y qué le pasaría, dónde y en qué condiciones se perdería...'. Bueno, pues buscando, me han salido unos cuantos 'barcos del arroz'. Todos ellos relacionados de alguna manera con Andalucía.
- El de Torrox. Durante la Guerra Civil (1936 a 1939), al parecer, frente a las cosas de Torrox, en Málaga, encalló un barco cargado con arroz y aceite. Los lugareños recuperaron el arroz, pero el aceite se desparramó, 'pringando' el litoral, en la zona de la playa conocida ahora como de Calaceite.
- El 'Alcatraz'. Tras la Guerra Civil, en la década de los 1940, el gobierno argentino de Juan Domingo Perón envió mucha ayuda humanitaria a España. Entre ella, el 'Alcatraz', un barco cargado de arroz, que nunca llegó a España. Hubo varias leyendas que intentaron explicarlo: que se perdió, que la tripulación se quedó con el arroz, e incluso que una extraña enfermedad acabó con la tripulación... ¡Vete a saber!
- El 'Vapor de Cádiz'. En los años 1950, un vapor cargado de arroz se soltó de sus amarres en el puerto de Cádiz, fue arrastrado por la corriente y se acabó abriendo. Al parecer, en este caso sí que pudo recuperarse su carga con grúas.
- El barco con con ayuda humanitaria a Etiopía. Durante una hambruna sufrida en los años 1980 en Etiopía, salió de Sevilla un barco con arroz de las Marismas del Guadalquivir, producto de una colecta humanitaria. No se sabe qué fue de él, pues nunca llegó a su destino.
'El barco del arroz', acuarela de Nieves García |
Como veis, hay barcos del arroz 'para dar y tomar'. Cualquiera de ellos podría haber sido el que diera origen a tan curiosa expresión. Aquí se da cuenta de todas estas historias, y se ofrecen otros enlaces de interés.
Sabes más que Lepe
Cuando alguien es muy astuto o desenvuelto, o muy inteligente, o tiene muchos conocimientos sobre el tema que se trata, y en ocasiones también quien 'se pasa de listo', se dice que 'Sabe más que Lepe'. También hay variaciones sobre esta expresión. 'sabe más que Lepe y Lepijo', o, incluso 'sabe más que Lepe, Lepijo y todos sus hijos'. Pero, ¿de dónde viene ese dicho?
El origen de la expresión hay que buscarla en un personaje histórico, Pedro de Lepe y Dorantes, que, de familia onubense (y posible origen lepero), nació en Sanlúcar de Barrameda en 1641, fue Obispo de Calahorra y La Calzada durante 14 años, y murió en Arnedillo (La Rioja), en 1700.
A él se debe una obra que en su momento fue muy conocida, el 'Catecismo Catholico', publicado en 1697, y que constituía una especie de 'manual del buen cristiano', pues contenía todo aquello que cualquier español debía saber respecto a la religión católica, sobre las misas, los sacramentos, los rezos... También escribió numerosas cartas pastorales, en las que demostraba una gran cultura. Es por eso que el Obispo Lepe, como también se le conocía, ganó fama de hombre culto entre el pueblo llano, y se empezó a utilizar su nombre como paradigma del hombre inteligente y cultivado.
Pero, como casi siempre, hay una versión alternativa: según Pedro Voltes Bou, en su libro 'El reverso de la historia', de 1994, la expresión haría referencia a Juan de Lepe, marinero y aventurero, éste sí que lepero, que a mediados del siglo XV acabó de bufón y amigo del Rey en la corte de Enrique VII de Inglaterra, y que incluso llegó a ser Rey de Inglaterra por un día, y conocido por allí como 'The Little King of England', gracias a una partida de cartas ganada al Rey: el bueno de Juan aprovechó al máximo ese día, gracias al cual se hizo rico. Al final de su vida, regresó a su pueblo y donó una gran cantidad de dinero al Convento de Franciscanos de Nuestra Señora de la Bella, en Lepe, donde a su muerte se hizo enterrar.
Llovió más que cuando enterraron a Zafra
Esta es una expresión, bastante común sobre todo en Castilla, Andalucía y Extremadura, que se dice cuando llueve mucho (cuando cae 'La Mundial', que también se suele decir), y aunque tiene una base más o menos común, cómo no, hay dos posibles orígenes para ella. Son dos leyendas, una extremeña, y la otra granadina. Las dos son muy parecidas, y en ambas hay un noble, una afrenta, una gitana, una maldición, y lluvia, mucha lluvia.Ambas historias se pueden encontrar en el libro 'Seres míticos y personajes fantásticos españoles', de Manuel Martín Sánchez., y en este artículo también. Pero aquí pongo un resumen de las dos historias.
En la leyenda extremeña, el protagonista sería Don Mendo Méndez de Peláez, Conde de Zafra, y también conocido como 'Bigotes', razón por la cual a veces la expresión cambia por esta otra: 'Llueve más que cuando enterraron a Bigotes'. El Conde de Zafra vivió en la segunda mitad del S. XV en esa población extremeña, y dice la leyenda que un día de mucho calor, llegó una gitana al castillo y pidió agua. El Bigotes, que debía tener mal carácter, le negó el agua, rompió la cántara de la gitana en 7 trozos, y mandó darla 7 latigazos. La gitana le lanzó una maldición: que en 7 días moriría, y que llovería tanto que su cuerpo sería arrastrado por el agua. Y al parecer, así sucedió.
En la leyenda granadina, el protagonista es Don César de Zafra, caballero que vivió en Granada tras la Reconquista. a mediados del S. XVI. Al parecer, un hijo de éste, Alfonso, se enamoró de Azucena, una gitana que vivía junto a su casa, y de cuya fuente tomaba el agua sobrante. Enterado el caballero de los amoríos de su hijo y la gitana, cortó el suministro de agua y la gitana se quedó sin ella. Fue entonces cuando lanzó la maldición, diciendo algo como 'Permita Dios que el agua lo entierre'. A los pocos días muere el caballero Zafra, cae una tromba de agua tal que se lleva por delante el ataúd del difunto hasta el río Darro, y no se le vuelve a ver.
Cuando alguien es muy astuto o desenvuelto, o muy inteligente, o tiene muchos conocimientos sobre el tema que se trata, y en ocasiones también quien 'se pasa de listo', se dice que 'Sabe más que Lepe'. También hay variaciones sobre esta expresión. 'sabe más que Lepe y Lepijo', o, incluso 'sabe más que Lepe, Lepijo y todos sus hijos'. Pero, ¿de dónde viene ese dicho?
El Catecismo Catholico del Obispo Lepe |
A él se debe una obra que en su momento fue muy conocida, el 'Catecismo Catholico', publicado en 1697, y que constituía una especie de 'manual del buen cristiano', pues contenía todo aquello que cualquier español debía saber respecto a la religión católica, sobre las misas, los sacramentos, los rezos... También escribió numerosas cartas pastorales, en las que demostraba una gran cultura. Es por eso que el Obispo Lepe, como también se le conocía, ganó fama de hombre culto entre el pueblo llano, y se empezó a utilizar su nombre como paradigma del hombre inteligente y cultivado.
Pero, como casi siempre, hay una versión alternativa: según Pedro Voltes Bou, en su libro 'El reverso de la historia', de 1994, la expresión haría referencia a Juan de Lepe, marinero y aventurero, éste sí que lepero, que a mediados del siglo XV acabó de bufón y amigo del Rey en la corte de Enrique VII de Inglaterra, y que incluso llegó a ser Rey de Inglaterra por un día, y conocido por allí como 'The Little King of England', gracias a una partida de cartas ganada al Rey: el bueno de Juan aprovechó al máximo ese día, gracias al cual se hizo rico. Al final de su vida, regresó a su pueblo y donó una gran cantidad de dinero al Convento de Franciscanos de Nuestra Señora de la Bella, en Lepe, donde a su muerte se hizo enterrar.
Llovió más que cuando enterraron a Zafra
Esta es una expresión, bastante común sobre todo en Castilla, Andalucía y Extremadura, que se dice cuando llueve mucho (cuando cae 'La Mundial', que también se suele decir), y aunque tiene una base más o menos común, cómo no, hay dos posibles orígenes para ella. Son dos leyendas, una extremeña, y la otra granadina. Las dos son muy parecidas, y en ambas hay un noble, una afrenta, una gitana, una maldición, y lluvia, mucha lluvia.Ambas historias se pueden encontrar en el libro 'Seres míticos y personajes fantásticos españoles', de Manuel Martín Sánchez., y en este artículo también. Pero aquí pongo un resumen de las dos historias.
Viñeta de Mingote al respecto del dicho |
En la leyenda extremeña, el protagonista sería Don Mendo Méndez de Peláez, Conde de Zafra, y también conocido como 'Bigotes', razón por la cual a veces la expresión cambia por esta otra: 'Llueve más que cuando enterraron a Bigotes'. El Conde de Zafra vivió en la segunda mitad del S. XV en esa población extremeña, y dice la leyenda que un día de mucho calor, llegó una gitana al castillo y pidió agua. El Bigotes, que debía tener mal carácter, le negó el agua, rompió la cántara de la gitana en 7 trozos, y mandó darla 7 latigazos. La gitana le lanzó una maldición: que en 7 días moriría, y que llovería tanto que su cuerpo sería arrastrado por el agua. Y al parecer, así sucedió.
En la leyenda granadina, el protagonista es Don César de Zafra, caballero que vivió en Granada tras la Reconquista. a mediados del S. XVI. Al parecer, un hijo de éste, Alfonso, se enamoró de Azucena, una gitana que vivía junto a su casa, y de cuya fuente tomaba el agua sobrante. Enterado el caballero de los amoríos de su hijo y la gitana, cortó el suministro de agua y la gitana se quedó sin ella. Fue entonces cuando lanzó la maldición, diciendo algo como 'Permita Dios que el agua lo entierre'. A los pocos días muere el caballero Zafra, cae una tromba de agua tal que se lleva por delante el ataúd del difunto hasta el río Darro, y no se le vuelve a ver.