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lunes, 21 de octubre de 2013

Molinos marineros

Este verano estvimos por la costa de Huelva, y hojeé un folleto turístico en el que se contaba la historia de un molino de mareas, el de El Pintado, en Ayamonte. Hasta entonces no sabía ni que existían, y me pareció muy curioso y muy interesante. Ahora me ha dado por mirar un poco más en detalle este asunto, y aquí os contamos algunas cosas de estos ingenios.

Molino de mareas de llla de Arousa, Pntevedra

FUNCIONAMIENTO

Los molinos de mareas son construcciones levantadas cerca del mar, en zonas de grandes mareas, para aprovechar la energía de las mareas para moler grano.

Aquí podéis ver la sección del molino de mareas de Tjörn, en la costa oeste de Suecia, en la que se puede ver el mecanismo del molino y su funcionamiento:

El funcionamiento es sencillo: se aprovecha la energía potencial contenida en el agua que se ha embalsado en la plemar al hacerla caer durante la bajamar sobre el mecanismo de molienda. En ocasiones, también la fuerza de la corriente de entrada o la salida del agua por los canales a las marismas. Es el mismo que se utiliza en las centrales hidroeléctricas, y en los molinos de río.

Y aquí podéis ver un vídeo en el que se ven las instalaciones y el funcionamiento del molino de El Pintado:



UN POCO DE HISTORIA

La referencia más antigua de un molino de este tipo corresponde al de la Abadía de Nendrun, Irlanda, en la que hay restos de dos molinos de entre los siglos VII y VIII.
Restos del molino de la abadía de Nendrum, S VII
Posteriormente, hay referencias a partir de la época medieval de molinos de mareas levantados en toda la zona atlántica europea, desde Escandinavia al Golfo de Cádiz. Se desarrollaron especialmente en Bretaña y sureste de Inglaterra. Hay referencias de molinos en Escalante, Cantabria (1047), Dover, sur de Inglaterra (1066 y 1086), Bayona, País Vasco francés (1120), y Woodbridge, Inglaterra (1170). También de entre los siglos XII y XIII hay constancia de molinos construídos en Bretaña y suroeste de Francia, Holanda, Bélgica, Portugal (finales del S XII y principios del XIV, en Lisboa y el Algarve) y el norte de España (Avilés en Asturias 1232, Bareyo en Cantabria y Gazteluondo en el País Vasco, ya en el siglo XV).
Precioso molino de La Enciena, Villaviciosa, Asturias
Con la explosión del comercio entre Europa y América, entre los siglos XVI y XVIII se produce un gran apogeo de esas instalaciones en la costa atlántica española, donde llegaban los barcos con maíz: el cereal se molía en estas instalaciones para su consumo en la zona. Un ejemplo es el molino de Portu Errota, Arteaga, en Urdaibai, la ría de Gernika, que según parece es el único que sigue en funcionamiento con sus piedras originales: el maíz que se molía en él era el que se utilizaba en la zona para hacer el talo. Esta imagen quizá no tiene mucha calidad fotográfica, pero impresiona ver los maderos y las piedras que forman su maquinaria:
Maquinaria original del molino de Portu Errota
Una zona especialmente indicada para estas construcciones es la costa atlántica andaluza: a las grandes mareas del Atlántico se une el hecho de ser una zona de marismas, en al que resulta fácil la conducción del agua por los caños y esteros de la marisma. De hecho, el obstáculo que supuso para las tropas napoleónicas toda la red de caños y canales existentes en la zona de la bahía tuvo mucha importancia para manener libre la ciudad de Cádiz en la invasión de principios del s XIX.

Se conservan restos de molinos de mareas en el litoral de Huelva (16) y la bahía de Cádiz (19), como el del Zaporito, en San Fernando, algunos de ellos en estado ruinoso, otros en bastante buen estado. Debido a que además es una zona calurosa, en ocasiones los diques y las construcciones levantadas para los molinos se aprovechaban también para la instalación de salinas, como en Ayamonte e Isla Cristina (Huelva).

Tajamares escalonados, molino de San José en San Fernando (Cádiz)

DECLIVE Y RECUPERACIÓN

Poco a poco, tras la Revolución Industrial y la optimización de otros procesos induistriales para la molienda, y dado el caro mantenimiento de estas instalaciones (la humedad, el salitre y los temporales les afectan mucho) fue decayendo el uso de estos molinos, así como de los de viento y los de río. A pesar de todo, muchos de ellos siguieron funcionando hasta mediados del siglo XX.
Molino de mareas abandonado en Isla Cristina, Huelva

A finales de ese siglo y principios del presente, se han empezado a recuperar muchos de ellos, que se han integrado en museos etnográficos en los que se enseña a las generaciones actuales cómo funcionaban y cómo era la vida alrededor de esas construcciones. Un ejemplo es este del Pozo de Cachón, en Muros, Coruña, o este de Woodbridge, en la imagen en plena restauración, en la costa oeste de Gran Bretaña:
También ahora he sabido que el restaurante Aponiente, del siempre curioso chef Ángel León, el cocinero del mar, y galardonado hace unos días con una segunda estrella Michelin, tiene previsto cambiar de localización para instalarse en un rehabilitado molino de el Puerto de Santa María, llamado también Molino del Caño de la Madre Vieja. Es otra forma de recuperar un molino. Mirad en este enlace qué lugar tan espectacular. Esperemos que en la decoración futura del Molino de Aponiente queden restos de lo que fue su primitivo uso.

Vaya lugar para un restaurante, ¿eh?
Otra posible reutilización de estos molinos podría ser su conversión en centrales eléctricas maremotrices, que serían una especie de 'hermanas pequeñas' de las que ya hay por ejemplo en La Rance, Francia, o en Mutriku, Guipuzcoa. Ya ha habido algún estudio preliminar, como los realizados en los molinos de Osio o El Pilar en Puerto Real, Santa Cruz o Bartivás en Chiclana (los cuatro en Cadiz), el del Tamujar Grande en Isla Cristina, y el ya comentado de El Pintado en Ayamonte, ambos en Huelva.

Ahora también hay otro tipo de molinos en el mar. Aunque se llamen molinos, no muelen nada, pero sí que aprovechan la energía, en este caso, del viento. Aquí tenéis un ejemplo, los molinos del complejo eólico del arrecife de Thorton, a 30 kilómetros del puerto belga de Zeebrugge, en el Mar del Norte y que pertenecen a la compañía norteamericana C-Power.





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