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jueves, 29 de agosto de 2013

Pasión literaria

Si los dos protagonistas de esto que voy a contar fuesen británicos, norteamericanos o franceses, ya serían los protagonistas de más de una novela, un guión cinematográfico o una teleserie.

Emilia Pardo Bazán (A Coruña 1851 - Madrid 1921y Benito Pérez Galdós (Las Palmas 1843 - Madrid 1920). Dos ilustres escritores españoles de finales del siglo XIX y principios del XX. Los dos miembros de la corriente del Realismo español, una especie de Naturalismo con influencias del costumbrismo y el dominante catolicismo español de la época. Hasta aquí, nada raro.

Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán
Lo curioso es la historia de amor que con vaivenes mantuvieron durante 20 años. Ahora no llamaría la atención, personas conocidas, adultas y de talante liberal, pero no era igual en la puritana sociedad española de entre siglos.Y es eso, junto con la discreción de ambos (y principalmente la de Benito Pérez Galdós) lo que ha mantenido durante muchos años esta historia, no en el olvido, pero casi...

EMILIA PARDO BAZÁN

Moneda de 10 pesetas con su imagen
Gallega, inteligente, de buena y noble familia. Desde pequeña se crió entre libros y ya de niña leía El Quijote, la Biblia, los clásicos griegos y libros de historia. Con los años, debido a que iba a un colegio francés, empezó a interesarse por la literatura francesa contemporánea, lo que influyo bastante en su posterior estilo literario. Contrae matrimonio muy joven ( a los 17 años), como era habitual en la época, y se establece en Madrid, aunque posteriormente viaja durante unos años por Europa, lo que facilitó su aprendizaje de inglés y alemán.

Hacia los 20 años comienza a escribir, y entre 1876 y 1881, tiempo en el que nacen sus 3 hijos (Jaime, Blanca y Carmen), Giner de los Ríos le publica sus primeras novelas y ensayos. Influida por los escritores naturalistas franceses de la época, principalmente Emile Zola, publica en 1883 'La cuestión palpitante', libro en el que defendía el darwinismo y que por tanto originó un gran escándalo, tanto que hizo que su marido la exigiese retractarse de lo escrito y dejar de escribir. Pero doña Emilia, que buena era ella, en lugar de eso, lo que hizo fue mandar 'a freír espárragos' a su esposo.

Libre en el amor y en todo lo demás, se permite relacionarse con Benito Pérez Galdos y con otros jóvenes escritores de la época. Casi siempre hizo lo que quiso, también fue precursora del feminismo en España: optó hasta en 3 ocasiones a entrar en la Real Academia, todas ellas sin éxito (1889, 1892 y 1912), y patrocinó el intento de entrada de Concepción Arenal, gallega y feminista como ella (también sin éxito). Sí que llegó a dar clases en la Universidad y a tener cargos de responsabilidad en el Ateneo de Madrid, pero fue denostada por el sexismo reinante entonces entre la intelectualidad. Murió en Madrid, pero vivió sus últimos años en el Pazo de Meirás, en Oleiros, que entonces era propiedad de su familia.
El Pazo de Meirás
En cuanto a su obra, su estilo era un naturalismo 'a la española', influido por el catolicismo (que nunca abandonó) y el costumbrismo, que se ha llamado 'realismo español'. Destacó en la novela:  'Los Pazos de Ulloa' es su obra más conocida (cuenta una historia basada en las costumbres caciquiles de la Galicia profunda de finales del XIX), pero también 'Morriña', 'La madre Naturaleza' (continuación de 'Los Pazos de Ulloa') e 'Historia de un solterón'. También escribió muchos ensayos, biografías, críticas y cuentos.

BENITO PÉREZ GALDÓS 

Billete de 1000 pesetas con su imagen
Canario, brillante y muy curioso. Nacido en una familia de clase media y talante muy conservador, hijo de un militar veterano de la guerra de la Independencia y de la hija de un secretario de la Inquisición, no es raro que mostrase interés por la historia (semilla de los posteriores 'Episodios Nacionales') y por la religión (que derivó en anticlericalismo, aunque siguió siendo creyente). Desde muy joven se interesó igualmente por el liberalismo, influido por el ambiente de la escuela en la que estudió en Las Palmas. Tras terminar el bachillerato en su tierra, se traslada en 1867 a Madrid donde empieza la carrera de Derecho y a trabajar como periodista. Cubrió varias algaradas en España y estuvo de corresponsal en Francia, de donde trajo ideas cercanas al Naturalismo. En Madrid, era habitual de alguna de las incontables tertulias literarias de la capital. También gustaba de vivir 'en la calle', relacionarse con la gente de toda clase social, y así, se convierte en el cronista 'de facto' del Madrid de su época (el 'Madrid de Galdós').

Café Universal, sede de la tertulia canaria de la que era asiduo
Alentado por Giner de los Ríos (otra vez Giner), comienza a escribir 'en serio', más allá de los artículos de opinión o los poemillas satíricos que escribía para la prensa. Publica 'La Fontana de Oro' su primera novela en 1871, y poco después comienza la publicación de los 'Episodios Nacionales'. Interesado por la política, en la politizada España de finales del XIX, y a pesar de su gran timidez, es dos veces elegido diputado por Puerto Rico por el Partido Liberal, entre 1886 y 1890. Posteriormente, desde 1907 participó en la coalición republicano-socialista con Pablo Iglesias, lo que le impidió recibir el Premio Nobel en 1912: la Academia sueca se echó para atrás debido a las presiones de los estamentos más conservadores, e increíblemente, se lo dieron por ejemplo, a José de Echegaray, brillante científico e ingeniero, pero un dramaturgo bastante mediocre y hoy olvidado. Sin embargo, y aunque le costó lo suyo, él sí consiguió asiento en la Real Academia en 1897 tras dos intentos fallidos. Murió en Madrid, ciego (poco antes le levantaron una estatua, pidió que le subieran para palparla, y al hacerlo dicen que lloró al reconocer el parecido), y reconocido por todo el mundo como escritor, pero con poco patrimonio, pues en lo económico fue bastante dejado.

De natural muy austero, discreto y tímido, no por ello dejó de participar en la vida pública, no sólo en la política, también en la académica. Estuvo soltero toda su vida, pero se le tenía por mujeriego, y se le conocen varias relaciones, quizá la más duradera fuese la que tuvo con Emilia Pardo Bazán, pero también se relacionó con algunas actrices, y llegó a tener una hija con una joven.Viajó mucho, siempre de forma austera, relacionándose con el pueblo en fondas, ventas y tabernas (de ahí procedía la frescura de sus diálogos), por lo cual también escribió varios cuadernos de viajes.

Su obra es extensísima, su vida consistía básicamente en escribir. De joven sobre todo escribió poesía. Más adelante escribió infinidad de novelas, casi todas ellas dentro del naturalismo y el realismo español, de temática social, con toques románticos, y humorísticos, y marcando con los años cada vez más distancia con la religión católica; aparte de la comentada 'La Fontana de Oro', caben destacar 'Fortunata y Jacinta' (su novela más popular, narra la historia dos mujeres, una de origen humilde y la otra estéril y de familia aomodada, se enamoran del mismo hombre, que al final acaba con la de clase alta, y adoptando a la hija que tiene con la de clase baja), 'Doña Perfecta' (de temática muy similar a 'Los Pazos de Ulloa' de Pardo Bazán, drama en la España rural, caciquil y retrógrada) y 'Miau' (ácida historia de un cesante ministerial, su nueva vida y la de su familia, más preocupados 'en mantener las apariencias que en comer'). También escribió novela histórica, cómo no, los 'Episodios Nacionales', obra monumental, regalo a los españoles, en los que lo largo de 46 novelas (escritas en 4 series de 10 y la última inconclusa de 6) cuenta de forma muy amena toda la historia de la España del siglo XIX. En sus últimos años escribió muchísimo teatro, como una evolución de su propio estilo literario: con los años, sus novelas cada vez contenían más diálogo, y algunas de las obras de teatro que escribió en ese tiempo eran adaptaciones de antiguas novelas suyas. También tradujo obras del inglés, principalmente de Dickens ('Los papeles del Club Pickwick' y 'Grandes Esperanzas').

RELACIÓN SECRETA (O NO TANTO)

Ya he comentado algo acerca de la relación que mantuvieron, con altibajos, durante cerca de 20 años.  Y es que estaban llamados a entenderse. Los dos en Madrid, de provincias, de ideas claramente liberales y gustos literarios similares; ella grandota, campechana, socarrona y extrovertida; él desgarbado, discreto, tímido y mujeriego. Como ocurre muchas veces, comenzaron teniendo amistad y acabaron intimando. 

Lo que se conoce de esa relación proviene de las cartas que se conservan de entre las que se enviaron. Son 92 de Emilia a Benito y solamente una de él a ella (el resto por desgracia se destruyeron al llegar Franco al Pazo de Meirás tras la Guerra Civil). Se han recopilado y comentado recientemente en la obra 'Miquiño mío. Cartas a Galdós' que han publicado en Turner los especialistas Juan Manuel Hernández e Isabel Parreño.
Abarcan el periodo entre 1883 y 1915. Hasta 1887, el trato es de 'Ilustre amigo' y 'Querido y respetado maestro'. Son los años en los que Emilia comienza a escribir y manda 'a hacer puñetas' a su marido: en la España de esos años eso no era nada fácil, pero era una mujer de armas tomar.

La libertad vital recién conquistada hace que hacia 1887 y hasta 1888, las cartas comiencen con unos más que elocuentes 'Amigo querido y no digo más' y 'Amigo querido e inolvidable'. Ahí ya había algo más que una relación entre maestro y discípula o entre amigos.

Entre 1888 y 1890 la fogosidad ya resulta evidente, el trato pasa a ser de 'Ratonciño mío', 'Pánfilo de mi corazón' o 'Miquiño del alma'. Aquí van algunos pequeños fragmentos de las cartas de entonces: '... me están volviendo tarumba tus cartitas...', '....rabio por echarte encima la vista y los brazos y el cuerpote todo, te aplastaré..', '...morderé tu carrillito...', '...aquí está una buitra esperando por su pájaro bobo...'. ¡Pura pasión! Bueno, y también se preocupa por su salud: '...no fumes mucho...'.

En 1890 y dadas la relación 'abierta' que mantenían y la fogosidad de doña Emilia, esta traba relación con varios jóvenes y guapos escritores (Narcís Oller y, principalmente, Lázaro Galdiano) lo cual no gusta a Galdós, pero ella le pide su perdón (escribe cosas como '...apelas a mi sinceridad: debí manifestarla antes, pues ahora yo no merece ese nombre ...' y '...mi infidelidad material no data de Oporto, sino de Barcelona...'), se reconcilian y vuelven juntos.

La relación parece que se enfrió definitivamentre un año después, 1891, con el nacimiento de la hija de Galdós y Lorenza Cobián, una joven con la que coincidió en Santander

Aún así, y aunque desde entonces el trato volvió a ser el frío de 'Ilustre amigo', siguieron teniendo muy buen trato, y las mismas afinidades ideológicas y literarias: Emilia apoyó a Benito en sus primeros intentos de entrada en la Academia y lamentó la no concesión del Nobel, y Benito salió en defensa de Emilia en sus disputas antisexistas y también en sus intentos de acceso a la Real Academia. Desde 1915 no queda constancia de ninguna carta entre ellos.

Si queréis conocer más cosas de esta relación podéis acceder a estos enlaces de los diarios La Voz de Galicia y ABC , y también en este vídeo de TVE, en los que se cuentan más detalles del libro comentado. 

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