Aquí os presento una nueva historia un tanto escabrosa y poco conocida del pasado. Se trata de los 'trenes de los huérfanos'. Bueno, poco conocida durante años, pero eso cambió hace bien poco...
Se trata de la historia de 250.000 niños que fueron trasladados, entre 1854 y 1929, desde Nueva York a otros lugares del Medio Oeste de EE.UU. en los que se conocieron como "trenes de los huérfanos". También los hubo, a parecer, con origen en otras ciudades del Este, como Chicago y Boston. Eran, en su mayor parte, chicos de la calle, huérfanos, abandonados o desarraigados, algunos incluso procedían de una Europa devastada por las hambrunas. Pero todos ellos de las capas sociales más bajas y marginales de la sociedad, procedentes de una costa Este de EEUU que mostraba la cara amable del gran desarrollo económico, y la amarga de la exclusión social de los más vulnerables. Es la 'cara B del Sueño Americano'.
Según se cuenta en el artículo de la wikipedia dedicada a este asunto, el filántropo Charles Loring Brace, por medio de una institución fundada por él mismo, la Children's Aid's Society, decidió intentar ayudar a esos miles de niños de la calle, para lo cual pensó enviarlos a las zonas más despobladas del Medio Oeste en las que se requería mano de obra en el campo. Así, además de librarles del hambre y del mundo del delito,se les ofrecía un futuro en una tierra de oportunidades. El medio de transporte sería el emergente de la época, el ferrocarril.
Pero pronto, lo que parecía un proyecto idílico, se volvió un infierno para muchos de los chicos. En gran parte de los casos, las familias de acogida lo que buscaban era mano de obra joven y muy barata. Básicamente, comida y techo a cambio de una explotación en toda regla. Semiesclavitud. Viajaban casi como el ganado. Los trenes llegaban a las estaciones de destino, donde los lugareños evaluaban a los chicos, inspeccionando sus músculos y dentaduras, y eligiendo a los mejores para llevarlos a casa... Casi lo de menos era la separación de hermanos. A pesar de todo, hubo algunos que pudieron prosperar, como es el caso de John Green Brady, que fue Gobernador de Alaska, y de Andrew Burke, Gobernadores de Alaska y Dakota del Norte respectivamente.
Se trataba de unos menores cuyas historias, diluidas por el tiempo, ahora ha recuperado Christina Baker en una novela en la que habla de ellos e intenta devolverles la dignidad que en su día perdieron. Doce años le llevó documentarse, hablar con unas pocas decenas de supervivientes de aquellos trenes, y escribir un relato de ficción, pero basado en sus historias. Y la novela ha tocado la fibra sensible de muchos lectores: en muy poco tiempo, ya ha vendido más de tres millones de ejemplares en Estados Unidos y se ha publicado en más de 40 países.
Edición española de la novela |
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