Ya ha pasado la
Semana Santa, pero no me resisto a contar un poco la historia de la
torrija, a la vez que os doy mi receta.
QUÉ ES
Las torrijas, también llamadas
torrejas (en algunos lugares, sobre todo de América) y
tostadas (principalmente en el norte de España), casi siempre se citan en plural, pues se hacen en cantidades importantes, y porque es difícil comer sólo una. Son un postre popular, típicamente
español, principalmente castellano, que también se conoce en algunos países de América. Lo normal es prepararlo en
Semana Santa, en algunos lugares también en Navidad, y a mí me gusta casi todo el año (menos en verano con 'la caló'). Consiste en una rebanada de
pan de barra cortada al 'bies', preferiblemente del día anterior, remojada en
leche aromatizada con limón, canela y otas especias, y después
rebozada en huevo y
frita en aceite (preferiblemente de oliva). Hay muchas variantes, según con qué tipo de pan o especias se elaboren, con qué líquido se empapen, y con qué se aliñen después de fritas. Las hay de leche, pero también de vino o de aguardiente, hay quien pone canela, o clavo, y quien después las riega con miel, con almíbar o simplemente con azúcar, con o sin canela.
HISTORIA
Según parece, ya existía en tiempos de los
romanos un postre hecho de una forma más o menos parecida, el
'panis cum lacte' (pan con leche) y se tomaba también en la época que coincide con la actual Semana Santa, a principios de abril, que era cuando se celebraba la
Ceralia, una fiesta en honor a Ceres, la diosa de la agricultura, para que ese año hubiera una buena cosecha. Estuvieron los romanos tantos siglos por Hispania que no es raro que, tras la conversión al cristianismo y la 'reconversion' de la Ceralia a la
Pascua, el 'panis cum lacte' pasase a ser lo que ahora es la torrija. Y es que la practicidad de los romanos hizo que tras su coversión al cristianismo, adaptaran sus
fiestas paganas precrisitianas en fiestas religiosas: la cosa era seguir festejando... Otra ventaja era que en la cuaresma se comía menos carne y por tanto, menos pan, y se elaboraban torrijas para aprovechar el pan sobrante.
Pero es en el
siglo XVII, con los primeros tratados de cocina castellana cuando empieza a estar documentada la elaboración de torrijas. Se trata del
'Libro de Cozina', de Domingo Hernández de Maceras (1607), y del
'Arte de cozina, pastelería, vizcochería y conservería', de Francisco Martínez Motiño (1611), el jefe de cocinas de Felipe II y Felipe III (creo que se trata de una obra impresionante de la cocina española del
Siglo de Oro, y que aún hoy día se puede encontrar en ediciones de finales del S XX). En el
siglo XIX y principios del XX su consumo se había extendido principalmente por las tabernas de las ciudades, y es entonces cuando alcanza en Madrid la categoría de
'Reina de las Tapas', especialmente durante la Cuaresma.
MI RECETA
Yo las hago con estos ingredientes, para hacer unas 15 o 20 torrijas:
- Una barra más o menos grande de pan, preferiblemente del día anterior (empapará mejor)
- Un litro de leche
- 200 gramos de azúcar (mejor si es moreno)
- 3 o 4 huevos (son para rebozar, se van usando según vayan haciendo falta)
- La piel de una naranja, sin la parte blanca (yo la uso en lugar del limón)
- Un palo de canela en rama, canela en polvo y anís en granos
- Aceite de oliva no muy fuerte, como medio litro o poco más.
El pan debe ser de
barra, de 250 o 300 gramos, más bien 'cerrado' (sin cortes muy profundos), preferiblemente
del día anterior, y si puede ser, cortado el día anterior y puesto en una bosa de plástico (se quedará como 'gomoso', pero empapará mejor). Las rebanadas deben ser de entre 1 y 1,5 centímetros más o menos, y cortadas 'al bies', para que las torrijas salgan más grandes.
Se pone a cocer la
leche con 150 gramos de
azúcar, el palo de
canela, los granos de
anís y la mitad de la
piel de naranja, moviendo para que no se pegue la leche. Cuando rompa a hervir se retira del fuego y se deja enfriar (si se echa en ese momento al pan, haríamos unas ricas sopas, porque el pan se desbarataría). Cuando esté tibia la leche, se colocan las rebanadas de pan en una fuente y se
vierte el líquido con cuidado y colándolo, para que no pasen los anises, la canela ni la piel de naranja.
Se deja reposar hasta que se
empape toda la leche, y mientras, se pone a calentar el
aceite en una sartén, con un poco del resto de la piel de naranja; se cascan y se baten un par de
huevos. Después, se van pasando las torrijas por el huevo batido y
se van friendo en aceite abundante, caliente pero no mucho. Cada dos fritadas de torrijas, se retira la piel de naranja y se pone otro trozo (para que no se chamusque y amargue el aceite). Si hace falta más huevo, se van cascando y batiendo según se vayan necesitando.
Las torrijas fritas se ponen a
escurrir un poco para que suelten el aceite sobrante en un plato con papel de cocina, y luego se van pasando a una fuente y se espolvorean por encima con una
mezcla del azúcar restante
y canela en polvo. Se deja enfriar y ya está. Este es el resultado:
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Mmmmmmmh |
Se pueden tomar calientes o del tiempo, y se pueden conservar unos días en la nevera, aunque para consumirlas, mejor que se templen o calentarlas un poco. Para acompañar, una copita de mistela, de moscatel o de Jerez dulce. O nada, que también están bien buenas.
Fáciles, baratas.. y '
delicatessen'.
¡BUEN PROVECHO!